SOBRE CALMA, VOLUPTUOSIDAD... Y MUCHA CLASE
Allá, todo es orden y belleza,
Lujo, calma y voluptuosidad.
Charles Baudelaire
La invitación al Viaje (Baudelaire, 1857) inspiró a Matisse para su célebre obra titulada Lujo, Calma y
Voluptuosidad, a través de la cual la Arcadia se encarna con la pintura, pues esta no sólo ofrece la imagen
idílica, sino que se recrea en la sensualidad material del medio pictórico y sus efectos cromáticos. Jaime
Abaurre (Sevilla, 1987), invita al espectador a un viaje a su propio universo paradisiaco; a las piscinas y
albercas de límpidas aguas entre las montañas; a las paredes que, bebiéndose el sol, arropan a los bañistas
tras sus juegos acuáticos; a las tumbonas donde el cóctel infinito se bebe sin derramarse; a las tardes sin
noche; o, aún mejor, a las noches sin mañanas.
Esta Arcadia no envejece, aun si se agrieta o se arruga. El agua fluye para hacerse luego tierra, y que el polvo
no se lo lleve el viento. Rememorando otro poema de Baudelaire en Las flores del mal, la máscara no
envejece; seguirá siendo mañana y pasado. Pero, tras ella, o antes de ella, la blancura impoluta del papel. La
pintura es la verdadera máscara, más allá de las caras lineales y los voluptuosos cuerpos. El paraíso no
perece porque es un escenario que nos invita a buscar nuestras propias arcadias. Huyendo de recrear lo que
ha sido, se recrea en lo que puede ser; es una maqueta en la que se alternan formas arquitectónicas de
revista, esculturas totémicas y plantas tropicales.Y las figuras que las habitan parecen esperar a su Pigmalión
para huir con él, siendo a la vez esculturas y personas; que, por cierto, es como los antiguos latinos
denominaban a las máscaras teatrales.
MANIFIESTO
Te contamos un poco más sobre la importancia de la máscara en la trayectoria de Jaime
